
Foto más guapa que en las anteriores, pero igual de poco profesional, dentro de un coche que no es el mío.
Dicen los blogueros expertos que esta sección es una de las más visitadas por los lectores. No pienso llevarles la contraria porque ellos tienen más experiencia, y porque sé de buena tinta que todos somos un poco fisgones.
Puedes llamarme L. En estas líneas debería contarte de qué va mi blog, lo interesantísimas que son mis entradas y lo mucho que aportaré a tu vida. pero mi abuela (una señora muy sabia, como todas las abuelas) siempre decía: «Mentir está muy feo». Si soy sincera, aunque tengo ideas para desarrollar este espacio en un futuro cercano, ahora solo encontraréis algunas de mis historias. Así que ahí voy: en la sección Delirios encontrarás relatos y artículos de opinión, la mayoría relacionados con el mundo de la escritura, y algún relato que se me ocurrió subir cuando aún era joven, estúpida y no quería cobrar por mi arte. En Palabras tienes recursos para aprender gramática y ortografía, estilo, recomendaciones de manuales y artículos más técnicos. También encontrarás reseñas y entrevistas.
Como querrás saber algo de mí, aquí te dejo un pequeño estriptis para satisfacer tu curiosidad —o alma de cotilla—, en forma de decálogo:
Nací en Alemania en 1979, en una ciudad de nombre largo y con más consonantes de lo que toleran las cuerdas vocales de un hispanohablante nativo.
- Cuando mi familia volvió a España en 1983, yo ya era una cotorra sin botón de pausa. Por suerte para ellos, fui una lectora precoz y pronto descubrieron que podían comprar mi silencio regalándome libros. En la actualidad, lo siguen haciendo.
- Mis primeros cuentos y poesías los redacté en un diario rosa pálido, con un arpa color crema (¡hortera!), que me regalaron por mi noveno cumpleaños.
- Papá quería que estudiase Derecho; yo, Periodismo; mi madre, cualquier cosa que me diese de comer. Me licencié en Humanidades y, desde entonces, paso hambre.
- Al poco de empezar la universidad me perdí y dejé de contar historias durante quince años. Nadie me dijo que podía buscarme mientras escribía.
- Como todo buen licenciado en nuestro país, he trabajado en mil cosas para pagarme las lentejas. El empleo en el que más disfruté: la docencia para adultos. Ahora corrijo textos, mi otra pasión, porque desde pequeña tuve claro que quería vivir del mundo editorial o de la industria del sexo.
- También he vivido en Inglaterra, Alemania y Panamá. Mi pronunciación del inglés sigue siendo terrible; del alemán, mejor ni hablamos.
- Tuve dos chuchos que me enseñaron a tener paciencia y a levantarme a las 6 de la mañana aunque fuese festivo. A cambio me dieron mucho amor. Las dos tortugas, la iguana y el loro se quedaron en el otro lado del charco cuando volví a España. El mono de tener mascotas ahora lo suple mi familia.
- Entre los miembros de esa familia tengo un ex, un hijo y una hermana, pero esos tres dan para trilogía. Cómo consigo pagar las facturas a final de mes da para otra. Está claro que mi género es el terror.
- Confesión: cada vez que escribo en las redes sociales me siento como si estuviese viendo porno con mis padres.
¿Te has dormido? ¿No? Perfecto.
Si quieres escribirme para dejar tu opinión, regañarme por una falta ortográfica que te provoca urticaria (y pica mucho), o avisarme de una invasión alienígena; puedes hacerlo a través del formulario de contacto. Estaré encantada de atenderte. O no.
Bienvenido/a a Delirios y palabras.
L. M. Mateo