Analepsis: el «flashback» y el «racconto» como técnicas narrativas

La semana pasada comencé a introducirte en algunas de las figuras que sirven para realizar saltos temporales en la narración. Aunque hablé de silepsis y sumario, faltó por introducir otras tres que tienen nombres raros en nuestra lengua, pero de las que sabrás reconocer dos por su nombre inglés: analepsis (flashback y racconto), prolepsis (flashforward y premonición) y silepsis o acronía.
Toma ya, resulta que esos conceptos de siempre, tienen un nombre en castellano. ¿Cómo te has quedado, flor?
Hoy vamos a centrarnos en la analepsis porque… porque el blog es mío y listo (y porque si meto los tres recursos que nos faltan en una sola entrada, hacemos el fin de semana juntos, y yo tengo compromisos).
Por supuesto, falta otro recurso, que es la llamada «ucronía», pero es que para mí ya constituye casi un género literario por sí mismo, así que le dedicaremos otra entrada en el futuro.
Y ahora, al lío, que sé que tienes prisa.
Analepsis
¿Pero tú no me habías dicho que esto tiene un nombre más conocido como es flashback? Que sí, que sí, pero quiero que te quedes con el nombre en castellano. Sobre todo porque vamos a diferenciar dos tipos de analepsis. Además, es el nombre que se le da en literatura, qué narices. Pero tranqui, que ahora te diré para qué conservo el nombre que le dan cinematográficamente y por qué.
Para empezar, ¿qué es la analepsis?
Según RAE:
1. f. Ret. Pasaje de una obra literaria que trae una escena del pasado rompiendo la secuencia cronológica.
1. f. Ret. Pasaje de una obra literaria que trae una escena del pasado rompiendo la secuencia cronológica.
Diccionario de la lengua española
Ya está. Fácil, ¿verdad? Narramos algo y, de pronto, nos vamos al pasado. Habéis visto miles de ejemplos tanto en la literatura como el cine. Sin embargo, dentro de la analepsis se suele distinguir entre dos técnicas, y de ahí que me haya reservado el nombre anglófono hasta ahora.
Flashback
El flashback es un regreso al pasado pero, si te fijas, en su mismo nombre contiene la palabra «flash», y esta implica brevedad. Por eso podemos definir el flashback como un regreso rápido y breve al pasado. Después volvemos al presente de la narración.
Medio rey, Joe Abercrombie
Tormenta de corazones en llamas en la noche salvaje de tu amor indómito (Chati), Silvia Barbeito
Tanto Abercrombie como Barbeito hacen uso del flashback para ponernos en antecedentes: en el primer caso para profundizar en los recuerdos y la psicología del personaje; en el segundo, para entender el enfado de nuestra protagonista y la relación platónica que tenía con su ahora más odiado enemigo.
Es el tipo de analepsis más extendido y común, y puede ocupar desde una simple línea hasta varios párrafos, o incluso algún capítulo, como sucede en el prólogo y el primer capítulo de La constelación de los dragones, de Maribel Abad:
Maribel Abad nos narrará algunos sucesos de la infancia de Finthan para que entendamos mejor al protagonista y el mundo que le ha tocado vivir. Pero también para establecer ya algunas de las relaciones que aparecerán durante la historia principal. Se podría decir que son dos raccontos, pero a mí se me antojan más flashbacks alargados, ya que cubren distintos periodos de edad del protagonista.
Racconto
Aunque de nombre menos conocido, el racconto es un tipo de analepsis en el que regresamos al pasado, pero la ruptura se produce de un modo más calmo, extenso y detallado. Suele desarrollarse de modo lineal hasta llegar al punto de la narración (o el que necesitemos). Como ves, esto significa que puede ocupar un par de páginas, un capítulo o toda la obra.
En Agujeros de sol, Nieves Mories usa esta técnica para narrar su historia.
Mories nos introduce directamente en una escena bastante cruenta. Todos nos preguntamos qué ha pasado y cómo han llegado los personajes a esa situación, así que a partir del primer capítulo, hará un racconto que nos contará los sucesos previos hasta llegar este momento con el que ha empezado la narración.
Distinguir entre flashback y racconto es complicado, sobre todo porque la extensión puede variar mucho. Por ejemplo, el siguiente fragmento, dependiendo de a quién le preguntes, puede enmarcarse en uno u otro:
Pueblo, Javier Ros
En este fragmento, Ros nos introduce un recuerdo del protagonista. Lo hace en menos de una página. Sin embargo, al leer el fragmento completo, encontramos un nivel de detalle importante y esta historia dentro de la escena ralentiza a la principal, por lo que si nos atenemos a estos dos factores, se trata de un racconto. Sin embargo, por extensión, se puede considerar un flashback.
¿Cuándo y para qué usar la analepsis?
Usar la analepsis sin un sentido y sin necesidad, puede provocar confusión a los lectores. Y mareos. Y vómitos. O que tiren tu libro por la ventana. Así que céntrate, por Thor, céntrate.
Ten cuidado con este tipo de salto. Ir del pasado al presente cuando no corresponde, o hacerlo de una manera torpe, te pasará factura. Te dejo cuatro (de los muchos motivos) por los que usar la analepsis:
- Mostrar el pasado de uno de los personajes, y justificar así una fobia, un rasgo de carácter, una reacción ante una situación a la que deba enfrentarse…
- Crear expectación. Es el caso que nos encontramos en Agujeros de sol, de Mories, que empieza la narración in extrema res (por el final) y que también es aplicable a los comienzos in media res.
- Aportar información. A veces necesitamos narrar un suceso anterior al punto en el que transcurre el texto porque es importante para la historia. Va muy enlazado con el primer punto, aunque la información no tiene por qué estar relacionada con el protagonista, puede hacer referencia a otro suceso (efecto mariposa) o personaje que ahora influya de manera importante. Eso sí, no te repitas ni te alargues, no sea que nos durmamos. Un ejemplo de este tipo de uso del flashback lo encontramos claramente en Simón dice, de Alicia Pérez Gil, en su primer capítulo, al que titula «Hace dos años»
- Contrastar el pasado con el presente. En El cuento de la criada, de Margaret Atwood, los flashbacks que nos encontramos en el texto muestran no solo cómo se ha producido el cambio social, también ayuda a crear un contraste claro entre la vida pasada y la presente de la protagonista, y a que nos metamos en su piel.
Sea como sea, recuerda que el uso de la analepsis debe ayudar a que la historia avance o, al menos, contarnos algo importante para esta o sus personajes.

Cómo introducir las analepsis
Dos de las técnicas más comunes a la hora de introducir analepsis en el texto, es cambiar a cursiva (y yo me arranco los ojos porque me saca de la lectura) o poner el ya trillado, común y aburrido entonces recordó: bla, bla, bla. Que sí, que son muy válidas. Y si no tienes pericia para introducir analepsis de otro modo y te quieres que utilizarla sí o también, puedes usarlas. Pero queda torpe y saca de la lectura en el 90 % de los casos. Hay otras formas más sutiles de introducirlos. Si la novela transcurre en diferentes periodos, siempre puedes dedicar un capítulo al presente y otro al pasado. Es una forma sencilla si debes recurrir a una novela en dos tiempos.
Pero para introducir analepsis más o menos puntuales en un texto, ten en cuenta lo siguiente:
- Encuentra elementos que inicien y terminen con la analepsis. En el ejemplo que te he puesto de Javier Ros, usamos el féretro para meternos en el recuerdo, y un sonido (la puerta) para terminarlo. Tienes miles de combinaciones con las que jugar según tus necesidades. Y los sentidos pueden ser grandes aliados en este caso.
- Cambia los tiempos verbales. Si narras en presente, utiliza el pretérito perfecto simple. Si narras en pretérito perfecto, usa el pluscuamperfecto…
- Deja pistas para que sepamos que se trata de una analepsis. Puedes jugar con las formas de hablar de los personajes, con el efecto de lejanía (sus ojos eran grises, creo, y el pelo…/tenía la piel suave, es curioso cómo cambia la piel con los años. En aquel entonces…). Sí, son ejemplos míos, no te apures.
- Utiliza conectores textuales. Algo sencillo y muy práctico. De verdad. En el ejemplo de arriba he usado uno (en aquel entonces), pero hay tantos como necesidades.
- Introdúcelos mediante frases que hagan referencia también al presente, es decir, úsalas como transición.
Te pongo un ejemplo que las combina:
Rebelión 20.06.19, Javier Miró
Si analizas este fragmento, descubrirás que Miró usa un nombre para introducir el recuerdo (Aury), usa el cambio de tiempos verbales, hace una transición suave (pasamos de tener hambre a recordar a Aury), puntos de lejanía («Necesita esforzarse para visualizar. Estaba borracho […]»), los sentidos (frío) y regresa mediante el nombre de Aury. Por si te preguntas qué hay después, es otra analepsis en la que nos narra cómo conoció a la chica. Y así encadena unos recuerdos con otros.
Como ves, el uso de la analepsis es más complejo de lo que parece en un principio, así que pórtate bien, practica y analiza aquellas que encuentres en textos para aprender a utilizarlas.
¿Cómo introduces tú las analepsis?
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Hola, Lidia. Felicidades por tan interesante blog y esta entrada tan buena. Dejé una duda sobre la persona a utilizar al narrar el pasado. Quizás no lo hice de forma correcta para que fuera publicada.
Saludos.
¡Ay, está abajo! ¡Perdón! Un beso.
Hola. Muy interesante esta entrada, como las demás. Tengo una duda. Supongamos una historia que transcurre entre el pasado y el presente, en diferentes capítulos cada tiempo. El presente se narra en tercera persona, en pasado. La parte de la historia que se relata en el pasado es la vivencia de la protagonista, por lo cual no puede saber los pensamientos del resto de personajes, ¿sería posible que el narrador hablara en primera persona y presente? Es decir, no es la protagonista la que narra en primera persona su vida, sino el narrador.
Por ejemplo: “Lucía oye que su abuela la llama por segunda vez. Contrariada, deja la labor a un lado y corre a la cocina”.
Un ejemplo tonto, lo sé, lo primero que se me ha venido a la cabeza. Perdón por abusar de tus conocimientos, felicidades por el blog tan instructivo y gracias por leerme.
Saludos.
Qué gracia, no tenía ni idea de que a lo que yo llamaba analepsis mixta se le llamaba también “racconto”. Que por cierto es un nombre más bonito. ¿Será algo heredado del cine? Gracias por el descubrimiento. Voy a modificar mi próximo post (en el que casualmente también hablo del tiempo!) y te menciono y enlazo, si no te importa.
Muchas gracias. Sí, son nombres heredados del cine, pero son preciosos.
Encantada de que me enlaces, por supuesto.
Un abrazo.
Claro, es muy útil tener variedad de recursos.
Cierto, la cursiva puede cansar la vista. Por eso, es bueno también saber quién es tu público objetivo y saber cuándo utilizarla y cuándo no.
Un saludo.
Un artículo muy completo de «esos palabros» que ya había olvidado, aunque uso las técnicas. En ciertas historias, son imprescindibles para que el lector entienda el presente del personaje. Saludos.
Gracias, Isabel. La verdad es que la serie sale precisamente de la necesidad de mis alumnos de Patreon, que no tenían claro cómo introducir este tipo de técnicas ni cuando usarlas mostrando o contando.
Un abrazo.
Hola, Lidia.
Una entrada interesante. Yo la analepsis la introduzco cambiando de tiempo verbal, en cursiva y puede que con uno o dos espacios. Y, sobre todo, en el mismo capítulo. Importante. Creo que, para mi trabajo actual, es lo ideal. A mí no me parece espantosa la cursiva como recurso en este caso.
Lo que sí me saca a mí de la lectura y, además, no me gusta, es el cambio de tiempo verbal en una misma frase o párrafo. Me parece confuso y brusco.
Gracias por el artículo. Como siempre, es un placer leerte, debatir y compartir, aunque pensemos distinto o tengamos gustos diferentes y utilicemos otros recursos.
Un saludo.
Lo bonito de estos recursos es que hay tantas formas de introducirlos como necesidades. A veces también uso la cursiva, lo de no ser muy partidaria de usarla es más por cuestiones prácticas que estéticas, ya que las personas con problemas de visión no la distinguen bien y cansa la vista más de lo habitual.
Un placer tenerte por aquí, como siempre.
Un abrazo.